Tensión en la Geopolítica Austral.

Los roces entre Chile y Argentina tras el simple navegar de un remolcador de bandera chilena en aguas internacionales.

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Rodolfo Ponce Vargas

Consultor y Analista Internacional.

 

Hace unas semanas Prefectura Naval Argentina  interceptó un remolcador de bandera chilena que remolcaba un pesquero taiwanés; navegaban entre islas Falkland o Malvinas y Montevideo, el remolcador chileno fue multado por haber operado en las Islas Malvinas y de acuerdo a un comunicado emitido por la entidad trasandina, navegaban desde el archipiélago bajo soberanía británica, sin la correspondiente autorización argentina.

Lo complejo del incidente lleva a realizar un análisis geopolítico de la acción política y el escenario geográfico donde esto ocurre, en el contexto internacional la Convención de las Naciones Unidas sobre derecho del Mar, CONVEMAR de 1982, ratificada por Chile el año 1997 y por Argentina el año 1995, establece ámbitos jurídicos de aplicación. Tales acuerdos estipulan por una parte los compromisos internacionales relacionados al mar territorial con el concepto de paso inocente por el mar territorial (art. 17, Sección 3.) que estipula que “los buques de todos los estados, sean ribereños o sin litoral, gozan de paso inocente a través del mar territorial” y lo refuerza señalando que “mientras no sea perjudicial para la paz, el buen orden o la seguridad del estado ribereño”. Por otra parte el mismo instrumento internacional en relación a la zona económica exclusiva, ZEE, expresa que “ no se extenderá más allá de 200 millas marinas contadas desde la líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial” (art. 57, parte V) agregando que son derechos y deberes de otros Estados en la zona económica exclusiva (art. 58, parte V) “ las libertades de navegación y sobrevuelo” y finalmente se expresa que “de surgir un conflicto entre los intereses del estado ribereño y los de cualquier otro Estado o Estados, el conflicto debería ser resuelto sobre una base de equidad a la luz de todas las circunstancias pertinentes” (art. 59, parte V)

La situación ha generado tensiones en las relaciones entre Chile y Argentina. El remolcador estaba remolcando un pesquero taiwanés, con un origen en las islas Malvinas y un destino en Uruguay, no había un destino intermedio en Argentina, en una navegación abierta y directa entre dos puntos, en la ZEE y donde algunos argumentan que inclusive el remolcador se encontraba fuera de ella, a 245 millas y que son aguas internacionales.

La acción de la Prefectura se basó en el decreto 256/10 de Argentina, que regula el tránsito entre puertos ubicados en el territorio continental argentino y puertos ubicados en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur. Según esta normativa, cualquier buque o artefacto naval que desee transitar entre estos puertos debe solicitar una autorización previa expedida por la autoridad nacional competente, pero al respecto hay opiniones divergentes sobre este incidente, algunos expertos señalan que Argentina podría no estar actuando conforme al Derecho del Mar y que Argentina somete acciones legales sobre un territorio soberano que no le pertenece y que sólo posee carácter de una permanente aspiración de soberanía. No posee sentido común el atribuirse el control o fiscalización desde una zona que no es suya.

Este actuar argentino se mezcla con las acciones de las últimas semanas de un cierto sesgo soberano, ejercicios militares, anuncios de capacidades ofensivas, acuerdos internacionales, recepción de aviones F-16 y la modernización y construcción de bases militares con la intención de velar por sus aspiraciones a la recuperación de las islas Malvinas que nada tienen que ver con las rutas de navegación o soberanías marítimas de Chile y que no contribuyen a generar acuerdos o diálogos mediáticos en el actual escenario geopolítico del sur austral.

Las aspiraciones argentinas en las Malvinas poseen un interés histórico, totalmente respetable pero es una confrontación directa con Gran Bretaña, que se debe encausar por la vía diplomática y en la cual no contribuye inventar o crear disposiciones por sobre los acuerdos internacionales ratificados afectando y confrontando con  una dinámica de acciones desafortunadas a países vecinos.

En resumen, este incidente ha generado preocupación y polémica entre ambos países, y la Cancillería de Chile está investigando la situación. La relación entre Argentina y Chile es compleja, y este tipo de eventos puede afectar aún más la diplomacia regional y la  tensión geopolítica austral incrementada por actuares que hoy más que nunca deberían ser erradicados para contribuir a la diplomacia y el dialogo asertivo, reflexivamente no es la manera más adecuada de crear un precedente sobre una intención soberana de Argentina sobre las islas Malvinas. El mundo requiere acciones responsables de paz y tranquilidad y no continuar exacerbando escenarios candentes.

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