Pescadores artesanales de la IX Región impideron labor de naves industriales

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Imagen foto_00000001Mientras en el Parlamento la mayoría de los diputados votaba un proyecto de ley a favor de los jibieros artesanales, en Bahía Queule, al norte de Corral, una flotilla de sus lanchas agredía, insultaba y amenazaba a las dotaciones de cuatro barcos de la Flota Industrial, entorpeciendo y/o impidiendo la faena.

 

Ocurrió a más de 30 millas de costa y hallándose las embarcaciones artesanales a sobre 50 millas de su punto de origen. Los videos que se grabaron atestiguan lo que sucedió.

 

Este tipo de acciones son frecuentes, aseguran los pescadores industriales,  y los capitanes y empresas  ya no denuncian, porque no hay resultados, pero esta vez se dejó una constancia en la Gobernación Marítima de Talcahuano por parte de la esposa de un capitán que se dirigía al área y que, informado de lo que ocurría, se lo comentó por teléfono a ella. Considerando que hace un tiempo atrás esa misma persona fue objeto de un ataque con disparos a la altura de Constitución, la cónyuge dejó constancia, según indicó el capitán.

 

Agresivo bloqueo en el mar

 

Silvio León, capitán del  Leopardo de Pesquera San Lázaro, relató: “los famosos señores artesanales se adueñaron del caladero al que habíamos llegado buscando jibia después de navegar 20 horas desde Talcahuano, San Vicente o Coronel; el Polaris II de Pesquera Blumar, el Surmar I de Pesquera Landes, el Berta de Pesquera González y nosotros.  Lanzaron bengalas, tuercas, plomos y nos insultaron en forma canallesca, obscena, refiriéndose en forma inescrupulosa a mi madre que tiene 88 años de edad y es, para mí, lo más sagrado. Nos amenazaron con quemar el buque”.

 

Agregó que como él llegó de los últimos al área, ni siquiera pudo calar la red porque las lanchas artesanales se desplegaron en el área, y navegaban acercándose a los barcos, lanzando elementos que los entrabaran. “Nosotros estamos en zona autorizada, con todos nuestros permisos al día, con profesionales a bordo, entonces es verdaderamente una maldad obstaculizarnos el trabajo. Tuve que regresar con muy poca pesca y la empresa perder lo invertido en sueldos, petróleo, aceites para la nave, víveres, en fin”, reprochó.

 

Artesanales copan el mar donde lo deciden

 

Victoriano Andrade, capitán del Polaris II, había llegado antes que los demás barcos al área por lo que alcanzó a calar, eludiendo a los artesanales: “nos taparon a insultos, sólo buscan no dejarnos trabajar aunque es zona autorizada para nosotros, pero los artesanales van donde quieren, se apoderan de los espacios que deciden; en Lebu por ejemplo, los buques industriales hemos optado por no pescar si hay artesanales  desplegados…uno no sabe qué van a hacer al final cuando nos salen al encuentro”.

 

José Pereira, piloto del Surmar I, indica que a su nave le lanzaron tuercas, bengalas, plomos (elementos que sujetan las redes de reineta) Advierte que si un plomo u otro de los elementos que les arrojan golpea a un hombre de a bordo del buque puede provocarle un daño muy grave o incluso llegar a matarlo,  según donde le impacte. Las bengalas afortunadamente no cayeron a bordo porque están hechas para que una vez encendidas adquieran velocidad y vayan al aire.

 

Raúl Cea, capitán del Berta, hace ver que su barco es apenas un par de metros más largo que una lancha artesanal (tienen éstas 18 metros de eslora o largo)  y que se enteró de lo que pasaban en el sector cercano a Valdivia cuando iba en ese rumbo y lo comentó a su esposa que fue la que dejó constancia. “Porque hace unos años me atacaron con disparos de escopetas hechizas en Constitución y la autoridad incautó cinco escopetas y 500 tiros, cuando los agresores recalaron. Dijeron que usaban las escopetas para matar lobos marinos y sin embargo, aunque se estaban inculpando de otro delito, todo quedó así nada más…” Agrega que eran botes que costaban entonces $12 millones de pesos  y con motores de $ 14 millones,  “pero todos siguen hablando de los pobres artesanales”. Y que ahora, la verdad es que ni buscan pesca, se las ingenian para saber donde están los barcos industriales, van a impedirles trabajar y capturan en zonas donde no deberían estar, sin haber cursos, sin chalecos salvavidas, manifiesta.

 

Sin Dios ni Ley

 

El capitán León  explica por qué no denuncian: cuando las flotillas de lanchas artesanales se les acercan a impedir la labor, se cruzan por la proa, por los costados y los responsables se tienen que preocupar de no pasarlos a llevar: “si llega a ocurrir eso vienen la lancha tus denuncias y el lamento de los pobrecitos artesanales. Estamos saturados de denuncias y de reclamos y nadie hace nada. El año pasado mi nave estaba fondeada en Coronel en el pontón de Orizon que tenía cuatro marinos armados de guardia por un costado y por el otro dos patrulleras con oficiales con arma en mano. Los señores artesanales se subieron arriba de mi barco. Cortaron todas las espías, nos dejaron al garete. Con insultos desafiaron a la autoridad marítima a dispararles en tanto golpeaban mi barco con fierros, quebraron todos los vidrios del puente mientras el viento nos arrastraba. Los marinos tienen una lancha rápida con dos motores, inflable, la rompieron con cuchillos y tuvo que llegar en precarias condiciones a refugiarse a la Capitanía de Puerto. Era la autoridad que estaba en acción para imponer respeto ¿qué más podemos esperar?”

 

Cuál más, cuál menos, todos los capitanes tienen historias parecidas: “a mí – indica uno –me asaltaron pescadores artesanales en Constitución cuando andaba pescando merluza. Me cortaron completamente las redes, me hicieron perder todos los materiales, me tiraban cabos con fierro para que me acorbatara y no pudiera navegar… son canallas porque nosotros no andamos haciendo nada indebido…”

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